Cerca de las 23.20, Pancho Varona, amigo y guitarrista de Sabina, anunció: “Joaquín se ha quedado mudo y no puede seguir con el concierto”. Los inconvenientes ocurrieron durante la interpretación de Y sin embargo, que debió ser continuada por los músicos que acompañan al cantautor español.
Pese a que se interpretaron otros dos temas con la esperanza que el cantante se recompusiera, eso no ocurrió y el público terminó brindando un cálido aplauso pero retirándose cabizbajo, sin despedida.
El cantautor ofrecía su quinto concierto en la capital en el último año, parte de la gira de Lo niego todo, su último trabajo. Una gira con demasiados sobresaltos: ya suspendió dos conciertos en México, tres en Canarias y uno en A Coruña por problemas de salud.
Que la noche no estaba para fiestas ya lo predijo el propio Sabina un rato antes de desertar. “No están viendo hoy un buen concierto. Hay días en los que se cruzan los cables del corazón y la garganta”. El público estalló de emoción y el maestro respondió con De purísima y oro, su canción “favorita”. La dedicó a sus hijas, a sus suegros y a sus sobrinas-nietas con ojos rojizos, como inició una conmovedora actuación.
El momento en el que se quedó sin voz